PRISIONES, ¿POR QUÉ NOS ALARMAMOS DE LAS FUGAS?

viernes, 15 de febrero de 2008

En estos días aparecen diversas noticias en los mas-media haciendo mención a las fugas de presos de las prisiones catalanas, añadiendo a las mismas los no re-ingresos de aquellos penados que han disfrutado de unos días de libertad, ¿qué esta pasando realmente? ¿falla el sistema penitenciario?.

Tratando de dar una respuesta a ambas preguntas, mi opinión es que el sistema funciona con total normalidad, que sociedad tendríamos si aquellos que en un momento de su vida o que a lo largo de ella han transgredido las normas penales, pensamos que en el momento de limitarles su deambulación vamos a conseguir que acaten esas normas, pienso que es ilusorio ese planteamiento. Como podemos creer en la falacia que supone la reinserción de la prisión, si bien nos sirve ese argumento para tranquilizar nuestras mentes del posicionamiento que supone la pura retribución, no nos debemos dejar engañar por algo tan absurdo, seria a modo de ejemplo como decir que cuando se ejecuta una pena de muerte si esta se hace mediante inyección letal es menos dolorosa para el reo que si es fusilado o ahorcado, el fin es el mismo aunque tratemos de maquillarlo, la angustia y el sufrimiento de la persona conocedora de lo venidero no disminuye por conocer el método.

Tenemos prisiones por un puro afán retribucionista no nos engañemos, los humanos debido a factores culturales deseamos el pago de la deuda contraída por el delincuente con la sociedad (siguiendo a Rosseau y el contrato social, dentro de las corrientes penalistas), dentro de nuestras estructuras mentales no cabe la posibilidad de salir indemne de quebranto de una norma social, que es acatada por la mayoría del grupo, y aquel que osa traspasar la línea que separa lo aceptado de lo no permitido debe pagar por ello, y en este acto queda reflejada la opinión que nos presentan los mas-media, nos escandalizamos por que aquellos a los que les exigimos un castigo no cumplen con el, eluden dicho cumplimiento y eso es lo que nos indigna, no nos indigna el que salgan de la prisión sin haber sido reinsertados, cuando se produce esta autentica estafa social, pues hemos pagado toda una serie de estructuras para conseguir ese fin, pagada con dinero nuestro, capital no de su propiedad sino que son simplemente gestores ese capital, ¿qué tipo de gestión han realizado?, pero si nos exaspera el que no haya satisfecho su deuda social, ya que de esta manera maquillan su ineficacia.

Me llevan estos planteamientos a analizar nuestra sociedad en planos de tolerancia y de igualdad, descubriendo un océano de desigualdades sociales disimulado en unos principios penales de igualdad, ¿igualdad de que?, no existen dos personas iguales, no todos tenemos las mismas capacidades, no todos tenemos las mismas oportunidades, pero estas valoraciones no son tenidas en cuenta por el sistema penal que actúa implacable con aquellos menos favorecidos, adoptando en todo momento la solución más fácil y económica, creando prisiones, creando centros cerrados a poder ser fuera de la visión de la sociedad, eliminando del paisaje social aquellos que no nos gustan ver, eludiendo verdaderamente la responsabilidad de un estado que se denomina Social, sin que esa organización dirigente cumpla con sus
obligaciones que no son otras que solucionar los problemas individuales de las personas que componen esa sociedad, por lo que el problema queda reflejado una vez más como un problema económico, prefieren invertir el dinero de todos nosotros en satisfacer necesidades personales y no sociales.

LUIS FUNES AYUSO
Criminólogo y Vicepresidente de la Asociación de Graduados en Criminología de Barcelona