Supone un enorme privilegio recibir ahora la invitación de mis alumnos de la Universidad de Salamanca para escribir unas líneas sobre nuestra Ciencia en una original y extraordinaria iniciativa como esta: la primera Revista científica elaborada por estudiantes de Criminología. Iniciativa que desecha una vez más el concepto tradicional de estudiantes “acomodados” y “recolectadores de apuntes” del que –sin duda- hoy reniegan con hechos muchos de aquellos. Alumnos que muestran en las calles el corazón que mantiene con vida el espíritu universitario y añaden una nueva esperanza a quienes sentimos que la Universidad sigue y seguirá viva gracias a la necesidad de seguir aprendiendo y enseñando.
Es cierto que, como afirma Beristain (Prólogo del Libro “Nociones de Criminología”, de Núñez Paz –Alonso Pérez, Colex, Madrid, 2002), nuestra Ciencia del tercer milenio está llegando muy adelante: cultiva el método multi y transdisciplinar y además pide a todos conocer y aplicar más las ciencias sociológicas, las doctrinas del psicoanálisis, incluso las que tienen
vinculación con conceptos espirituales, a tenor de vinculantes documentos de las Naciones Unidas, como la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (art. 26) y la Convención de los Derechos del Niño de 1989 (arts. 2, 14, 17), A los criminólogos compete conseguir que el Poder Judicial preste más atención a la persona del delincuente y de sus víctimas, por tratarse de personas merecedoras de reconocimiento hacia su dignidad. Lógicamente, la sanción debe seguir orientada a la reinserción social del condenado, pero acontece ahora una preocupación que hace años que viene orientando la política criminal y que debe asentarse de una vez por todas en nuestro ordenamiento jurídico en nuestro sistema social, se trata de no debemos olvidarnos de la reparación victimal. Para lograrlo será necesario que en la elección y creación de la sanción restauradora, junto a los Magistrados y Jueces, intervengan profesionales y técnicos capacitados en los saberes criminológicos, lo que supondrá un análisis desde campos psicológicos, sociológicos, pedagógicos, etc.
Hemos de conseguir que un equipo de especialistas diversos (sin olvidar a los médicos forenses o a los trabajadores sociales, entre otros) colabore en los Tribunales durante el proceso penal y después, por ejemplo en la planificación de los trabajos en servicio de la comunidad, en los Centros terapéuticos y en las prisiones durante toda la ejecución de la sanción, con especial atención hacia situaciones particulares como drogadicciones, madres en prisión, inmigrantes, etc.
Pero la Criminología insiste también en favor de la mejora en el campo sancionatorio y penitenciario como sugiere Nils Christie cuando sugiere que "busquemos opciones a los castigos, no sólo castigos opcionales...". La legislación de las instituciones penitenciarias, mejor llamadas "de readaptación social" ha de acoger con más ambición la colaboración cotidiana de los hombres y las mujeres formados en Criminología.
Cabe plantearse también la cuestión de precisar a quién sirve la investigación criminológica, al menos a quién debe servir, o si carece en absoluto de consecuencias, precisando que existen experiencias y análisis que ponen de manifiesto que son equivocadas, incluso ingenuas, las grandes expectativas sobre la posibilidad de influir la Criminología en la Política Criminal, pues los caminos de ésta son demasiado intrincados y plurales para ello. Por esta razón se comprende que en tiempos recientes se admita con cierta resignación que la investigación criminológica tenga lugar, en principio por voluntad del investigador, para sí mismo, y que, habitualmente, ejerza una influencia indirecta en la socialización y legitimación.
En otro orden de cosas, como apunta Kaiser, los criminólogos corren el peligro de convertirse en defensores del "status quo", de que la politización de las ciencias sociales le transforme en un obediente y sumiso ejecutor de las definiciones legales o en un agente inquieto de subversión social, en la línea que manifiesta García Pablos, planteándose la cuestión de si es admisible una Criminología conservadora que se limite a legitimar el "status quo" sin cuestionar sus valores y el funcionamiento del sistema.
Se trata de que el criminólogo lleve a cabo una misión nueva mucho más acorde con las diversas declaraciones de los derechos del hombre, de la mujer y del niño, se trata de que aplique, como sugiere Beristain, el nuevo principio -in dubio pro victima-, en caso de duda en favor de las víctimas, sobre todo cuando se trata de tan frecuentes y trágicas macrovictimaciones femeninas e infantiles, a tenor de las estadísticas internacionales en el campo de la explotación sexual y los malos tratos domésticos.
De igual forma y para finalizar esta breve reflexión, conviene poner de relieve la necesidad de que el ordenamiento penal asuma e incorpore el actual saber empírico e interdisciplinario a los cuerpos legales a través de una Política Criminal de base criminológica, lo que obligará a recordar la importancia de las relaciones entre Derecho Penal, Criminología y Política Criminal. En este sentido, precisaré que comparto la opinión de que la Criminología ha de suministrar una valiosa información científica a la Política Criminal sobre el delincuente, el delito, la víctima y el control social, información que esta última debe transformar en opciones, fórmulas y programas, plasmados, después, por el Derecho Penal en sus proposiciones normativas y obligatorias, es decir, que Criminología, Política Criminal y Derecho Penal representan tres momentos imprescindibles e inseparables en el ámbito de la respuesta social al problema del crimen. La Criminología supondrá en este campo el momento explicativo-empírico, el decisional lo ostentará la Política Criminal y el instrumental el Derecho Penal.
Hagamos pues una Criminología verdaderamente moderna y valiosa en el campo práctico y reflexionemos sobre la trascendencia social de otorgar definitivamente un papel preponderante a nuestro campo científico en el que tantos alumnos y estudiosos siguen trabajando y profundizando hoy en día.
LA CIENCIA CRIMINOLÓGICA Y NUESTRO TIEMPO
miércoles, 6 de febrero de 2008
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1 comentarios:
Fabuloso. qué precisión y qué complejidad
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